Poco queda que contar porque de
París debíamos bajar a Madrid y dar por concluido este periplo. Habíamos
quedado con unos amigos que viven cerca de Pamplona, así que dividimos el
itinerario en dos jornadas, una hasta Perigueux, a unos 130 Kms de Burdeos y
otra hasta Pamplona. Dos etapas de 500 Kms que se salen de la norma porque
nosotros no solemos hacer más de 350 al día. Efectivamente. No sé cómo lo
hacemos pero las pasamos canutas para llegar a destino con luz de día; no queremos
conducir de noche. A salir de Paris nos encontramos con unos atascos
descomunales, después nos empeñamos en no tomar autopistas de peaje con lo que
las horas pasaban y no avanzábamos. Esto, combinado con las paradas a comprar
comida, a ver mercadillos, a comer, a echar gasolina, etc, nos lleva a la
conclusión de que cada día nos parecemos más a los hippies a la hora de viajar.
La planificación del día primero
(Paris/Perigueux) fue estupenda: debíamos evitar autopistas salvo la que iba de
Orleans a Limoges, que no era de peaje. Bueno, pues al llegar a Orleans nos
equivocamos y tomamos otra autopista que iba hacia Tours y además de peaje. Lo
bordamos. Al final no pudimos volver a tomar la autovía buena y tuvimos que
seguir por carreteras secundarias. Eso sí, fuimos por la ruta del Loira viendo
los famosos castillos.
Se hacía de noche y renunciamos a
llegar a Perigueux. Vimos un restaurante con un parking amplio y agradable. Le
dijimos a la dueña que si nos dejaba pasar la noche en el aparcamiento cenaríamos en
su restaurante. Nos dijo que por supuesto. Éramos los únicos clientes y nos
puso la comida que tenía. Es fantástico no tener que elegir entre varios platos
de la carta. Entremeses y ensalada de primero y pollo asado con puré de pois
cassés (guisantes rotos). Todo muy rico.
En Francia, baguette, queso y salchichón |
Sofi "mangando" uvas |
Os explico por qué teníamos
empeño en llegar a Perigueux. Hay una asociación española de amigos de las
furgonetas Volkswagen, en realidad es un foro en internet, que tiene una
sección llamada “Lugares Furgoperfectos”. Son sitios que los usuarios han usado
para pernoctar, gratis, y con alguna ventaja añadida como belleza del paraje,
acceso a un grifo de agua, WC, y, sobre todo, que no venga la policía a los
tres de la madrugada a decirte que ahí está prohibido aparcar/acampar. En este
caso había un lugar “furgoperfecto” en mitad de la villa, junto al río, con
agua y WC. Perfecto. Por desgracia se nos hizo tarde y no pudimos llegar hasta
ahí. Sitios como éste hay a cientos por toda la península y por muchos países
europeos. La labor de estos furgoneteros es muy de agradecer.
El día siguiente fuimos hasta
Artazu, cerca de Pamplona, donde Jordi y Matilde nos acogieron de maravilla.
Nos dieron cena, cama y conversación agradable, ¿Qué más se puede pedir?
Gracias amigos.
El último día teníamos como
objetivo llegar a casa, a Madrid. Nos paró la Guardia Civil y descubrieron que
la ITV estaba caducada. En este tipo de vehículos es válida por seis meses. Ya
la había pasado en Marzo contando con que la furgo se quedaría en Tanzania,
pero con el cambio de planes tuvimos que circular “Ilegales”. Total: multa de
200€ pero antes de que se pusiera a escribir la receta le conté lo del viaje
que habíamos iniciado con destino Tanzania, lo del golpe de estado en Egipto y
la turné que habíamos hecho por Armenia, Georgia, Ucrania, etc. “Si quiere le
enseñamos los pasaportes, ahí verá los sellos de los visados” dijo Alegría.
“Enséñemelos” respondió el agente con
ganas de pillarnos en una mentira. Cuando le dimos el pasaporte puso
mucha atención en los sellos y en las fechas de entrada y salida de los países.
“Está bien, pueden seguir”. Uuffff! La
verdad es que el hombre fue comprensivo. Nos podía haber crujido.
Y llegamos a casa sin mayores
contratiempos. 22.000Kms y 15 países en tres meses. Diré a título personal que
el viaje me ha encantado, quitando la decepción tras la supresión del ferriyTurquía/Egipto que nos impidió saltar a África, he de reconocer que ha sido un
viaje estupendo. Me ha gustado la tradicional generosidad de los turcos, la
amabilidad y buen talante de los georgianos, los paisajes de los altiplanos
armenios y sus gentes, la vitalidad de
Bulgaria y Rumanía y las grandes llanuras de Ucrania. No era el viaje que había
estado preparando desde hacía muchos meses, pero ha valido la pena.
Gracias a todos por habernos
seguido.
Alegría, Sofía, Luis y Pepe